Sigue la tensión. Cataluña y España (y el Gobierno para que nadie se dé por aludido) mantienen un pulso que los dos parecen perder. Nadie se conforma con las soluciones que el otro ofrece. Todo parece resquebrajarse, más aún, pero no precisamente por el límite de Cataluña como muchos piden. Lo hace en Madrid, en mitad de La Moncloa; en Barcelona, con ese rumor de otras elecciones; en España, con esta situación de vida.
Y es que la manifestación de la Diada ha dejado muchos problemas. Nadie se esperaba la masiva participación de la que todos acabaron asustados. El jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, porque creía que la independencia era una quimera que ni se debía ni se quería; el presidente de la región catalana, Artur Mas, porque jamás un sentimiento fue tan fácil y difícil. Muchos la quieren, el cómo se puede conseguir es un tema fundamental y me atrevería a decir que hasta imposible… Al menos ahora.
La crisis, tan mentada también para esta respuesta nacionalista, es cierto que merma en parte las condiciones de una independencia que nunca se ha tomado tan en serio. En Cataluña, no hay que olvidarlo, se ha pedido un rescate (y otro en camino) a España que dificulta más, si cabe, el problema de la salida del euro o de la Constitución entre otras muchas. Todo, punto por punto, puede tener cierta solución en el tiempo pero ahora mismo no lo parece.
La carta del rey
En esta circunstancia se puede estar de acuerdo con el rey en sus palabras o al menos con el fondo en este caso. Hay que remar todos en la misma dirección. Ese cliché que vale para cuando te apalean con impuestos, te suben todo, te bajan los sueldos, te engañan y Cataluña se quiere independizar. No es que todos debamos ir cabeza gacha donde nos digan. Por supuesto que no. Es que uno está obligado a opinar lo que quiere y a no dejarse manipular por nadie. Tampoco es válido agachar la cabeza y seguir al vecino. Cataluña tiene un gran agujero en el que España les va a ‘ayudar’ por mucho que sus empresas exporten más o que sus impuestos sean mayores. Una independencia requiere mucho trabajo y en época de crisis, más.
Reunión
Y aquí estamos. En esta circunstancia llega la temida reunión Rajoy-Mas entre discrepancias graves. El presidente del Gobierno ya ha anunciado, con el apoyo del líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, que no aceptará el pacto fiscal que se propone desde el noreste español. Mas desoye cualquier palabra de Madrid y ya ha iniciado unas reuniones para crear una Hacienda propia de Cataluña. Obviamente nada que ver con la independencia, todavía.
Estas dos posturas han provocado una ruptura en ambos partidos. Rajoy no gana para sustos. La marcha de Aguirre le colocó en una situación difícil con su sucesor. Ignacio González dijo Aguirre. No, pensaba Rajoy. Y quizás en otros tiempos esa hubiera sido la respuesta. Ahora hay demasiados problemas para pensar en ese ‘problema menor’. Se resquebraja por ahí y sobre todo por aquí. No al pacto fiscal pero sin cerrar todas las puertas a Mas. CIU ha sido un apoyo continuo y perderlo sería duro aunque tengan mayoría absoluta y parte de la cúpula del partido no quiera ni una pizca de apertura. El PP cada vez está más solo en la calle y de quedarse solo en el Congreso, posiblemente, la presión sería demasiado fuerte para aguantarla. Solo quizás no aguantarían cuatro años en el poder.
Precisamente elecciones anticipadas es la ofensiva del Gobierno catalán, algo que tampoco comparten todos los integrantes del partido y que Duran i Lleida se ha atrevido a desmentir en Twitter: «Dia històric. No sóc optimista. En tot cas, en contra del que es diu no és cert que el President hagi decidit convocar eleccions. -Duran». Otros muchos, en cambio, hablan de ellas como algo inminente. Noviembre es el mes y la campaña giraría en torno a la independencia, sin ninguna duda. Anda que si con lo mal que están allí vuelven a salir los nacionalistas tan solo por esta idea… Anda que si no salen ellos y el PP se queda solo… La coyuntura es grande y muy difícil para el Gobierno. Ahora sí notan la crisis aunque no sea tan dura como la de los ciudadanos.