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Objetivos: el presente trabajo pretende mostrar la actitud de la prensa nacionalista vasca recién nacida frente a un hecho de una profunda magnitud como fue la segunda Ley de Amnistía que afectó a la totalidad de los presos políticos vascos que aún no habían sido amnistiados. Para ello se ha escogido a DEIA y EGIN, bastiones del mundo nacionalista vasco, presuntamente ligados desde su comienzo al Partido Nacionalista Vasco (PNV) y a Euzkadi Ta Askatasuna (ETA), respectivamente. Así mismo, para entender el contexto de la época es importante conocer el nacimiento de ambos diarios y las relaciones entre los dos grupos. Las fechas escogidas están comprendidas entre el 7 de octubre, día en el que el Consejo de Ministros aprobó el proyecto de dicha Ley, hasta el 10 de diciembre, momento en el que los periódicos recogieron la salida de la cárcel del último preso vasco.

Resumen: El nacimiento de ETA, en 1959, supuso el revivir del sentimiento nacionalista vasco, venido a menos por la opresión de la Dictadura franquista en su primera etapa, y un problema para el régimen, que no supo reaccionar frente a los actos propagandísticos primero y los atentados violentos después por parte del grupo terrorista. La represión frente a dichos acontecimientos, que provocó la encarcelación de numerosos etarras, llevó a una escalada de violencia legitimada por la sociedad antifranquista, incluidos los nacionalistas vascos, que se movilizó en repetidas ocasiones para la consecución de una ley de amnistía total. Ésta se consiguió en el terreno político durante el mes de octubre de 1977 en un acto del Gobierno recién elegido de Unión de Centro Democrático (UCD) que buscaba la normalización frente a la violencia de ETA en el País Vasco. Sin embargo, el grupo terrorista aumentó considerablemente el número de asesinatos en los años sucesivos pese a que una de sus peticiones para dejar las armas fuera precisamente la amnistía para los presos políticos vascos. Uno de estos atentados fue el que, un día después del anuncio del proyecto de la Ley de Amnistía por el Consejo de Ministros, acabó con la vida del presidente de la Diputación de Vizcaya, Augusto Unceta, y dos de sus escoltas. Este hecho agravó las relaciones entre ETA y sus afines y los demás grupos nacionalistas más moderados que criticaron con dureza el camino seguido por la banda terrorista, entre ellos los diarios EGIN y DEIA.

 

ÍNDICE

1.       Contexto histórico

2.       Indultos y amnistías previas

3.       El nacimiento de EGIN y DEIA

4.       La Ley de Amnistía de octubre de 1977 vista por EGIN y DEIA

4.1   Presiones y texto definitivo

4.2   El atentado de Augusto Unceta

4.3   Desarrollo de la Ley

4.4   Vida tras la amnistía

5.       Conclusiones

6.       Bibliografía

 1.      CONTEXTO HISTÓRICO

La muerte del caudillo Francisco Franco el 20 de noviembre de 1975 supuso el final de una etapa dictatorial que, con su apertura de los últimos años, provocó los gérmenes del inicio de otra, con un incógnito futuro. Había muchas reticencias en el hecho de hacia dónde se iba a dirigir el nuevo jefe del Estado español, el rey Juan Carlos I, por parte de la oposición y de la sociedad vasca en especial. Allí, el nacionalismo, principalmente el exacerbado de ETA, había puesto en jaque a Franco, quien no supo reaccionar ante esa nueva coyuntura, e iba a hacer lo propio en el proceso de Transición.

 Pero para poder explicar el proceso hasta la Ley de Amnistía es necesario hacerlo también con aspectos ocurridos durante el Franquismo y que llevarán a la sociedad vasca a cuestionar cada paso dado en el camino. Hay que irse muchos años atrás, a 1937, para comprobar que el régimen iba a ser particularmente duro con Euskadi y, en especial, con Guipúzcoa y Vizcaya a los que se les negaron los privilegios económicos por su levantamiento frente a los sublevados. Este hecho, unido al denuesto del euskera, provocó que el País Vasco fuese la región más crítica con la Dictadura durante toda su etapa. No sólo en forma de movilizaciones y huelgas, donde en las dos provincias mencionadas llegaron a suponer el 53% de todas las de España en 1969, sino también desde el propio Gobierno vasco en el exilio y desde diversas organizaciones internas creadas a partir de 1960 como es el caso de la propia ETA[1].

 Precisamente esa década tiene mucho que decir en las siguientes. En ella se produjo un gran crecimiento económico en la región que llevó a muchas personas del resto de España a tener que emigrar allí, donde se creó un clima tenso. Primero por el estado de hacinamiento en el que, salvo en Vitoria, se encontraban los trabajadores y segundo por la no existencia de algún instrumento de cohesión social para los que habían llegado, en buena parte no nacionalistas y antifranquistas[2]. Ambos adjetivos eran muy importantes para el futuro próximo ya que son necesarios para entender el adoctrinamiento llevado a cabo por una cultura euskaldun creciente y la reacción de la sociedad frente a muy diversos hechos.

 Los años 60 son, además, el inicio de unas tensiones casi irreconciliables por mucho tiempo entre el PNV y ETA. No sólo por el hecho de las estrategias llevadas a cabo por ambos que, aunque no fueran parecidas, sí se legitimaban, sino más bien por el carácter marxista que los primeros acogieron en 1964, totalmente opuesto a la democracia cristiana defendida por los llamados ‘jeltzales’. Esto, unido a las diferentes apreciaciones de cómo afrontar la oposición, concebida por los peneuvistas como una unión vasca de todos los partidos y por los etarras como un frente nacional en el que estuvieran excluidos los no nacionalistas, fue el foco de infección de las relaciones entre ambos sólo unidos por la represión de lo que ellos llaman el “Estado español”[3].

 Fue esto, la represión, precisamente lo que se endureció tras la aparición de ETA. De hecho, los primeros años, sin asesinatos, ya fueron muchos los que acabaron en la cárcel o en el exilio. Tras la aparición de la violencia después del ‘accidente’ en el que uno de los entonces dirigentes de la organización, Txabi Etxebarrieta, mató en un control al guardia civil José Pardines Arcay en 1968, todo se recrudeció. La posterior muerte en la huida del propio Etxebarrieta lo convirtió en el primer mártir de la organización y cargó a ésta de razones, según comentaban sus integrantes, para que la violencia se convirtiera, de una vez por todas, en la seña de identidad de la banda terrorista. Agosto del mismo año y el asesinato del jefe de la Brigada Político-Social de Guipúzcoa, Melitón Manzanas, corroboraron dicho hecho.

 A partir de entonces, más asesinatos, más represión y ciertos guiños de los sectores nacionalistas más moderados llenaron de fuerza a ETA. El hecho más determinante fue el Proceso de Burgos. El juicio, expuesto para asestar un duro golpe a ETA, se convirtió en buena publicidad para ellos y mala para el régimen. La condena total de seis penas de muerte y 752 años de cárcel para los 16 enjuiciados abrió la lucha por la amnistía en las calles y otros sectores hasta que finalmente Franco tuvo que indultar las penas de muerte[4]. El suceso escenificó el fin del régimen y el reinicio de la sociedad vasca. Tras el juicio los no leales a la Dictadura fueron volviéndose más críticos con ella a pesar de que con sus actos estuvieran alentando el nacionalismo radical, lo que a la postre, obviamente, fue un error[5].

 Prueba de ello fue el asesinato en 1973 de Luis Carrero Blanco, presidente del Consejo de Ministros en esa época. La reacción de la oposición y de la mayoría de la sociedad de una condena con matices siguió fortaleciendo a una ETA que en 1967, con las diferentes escisiones, estaba en estado de alarma. Las consecuencias tras el atentado de la vuelta a la represión y la detención de varios miembros de ETA hizo además que no pocos, incluso los militantes del PNV, se acercaran a las ideas de los terroristas como el importante Telesforo Monzón[6], para que éstos se convirtieran en el adalid del nacionalismo.

 La represión relatada acabaría en las últimas ejecuciones del Franquismo el 27 de septiembre de 1975 en la que los etarras Ángel Otaegui y Juan Paredes ‘Txiki’, entre otros, acabarían muertos. Como era de esperar, los fusilamientos trajeron más movilizaciones en la calle y razones suficientes para que ETA, según sus propias palabras, siguiera en su historia de opresión y, por tanto, de acción. Especialmente, este cometido fue llevado a cabo por los ‘milis’ que llegaron a considerar a ‘Txiki’ como su propio mártir a pesar de que formaba parte de los ‘polimilis’, escisión de la organización que se expondrá a continuación. Es la bipolaridad y el oportunismo de la banda terrorista.

 Sin embargo, antes de llegar a esta fecha ocurrieron dos cosas dignas de mención. La primera, el atentado contra la cafetería Rolando el 13 de septiembre de 1974 que acabó con la vida de 12 personas, la mayoría civiles pese a que éste estaba dirigido a la Dirección General de Seguridad, edificio al que finalmente no alcanzó. Este primer atentado masivo fue motivo de una batalla dentro de la organización por la necesidad de reivindicación que concluyó con la división de ETA en dos facciones: los ‘milis’ de José Miguel Beñarán ‘Argala’ que querían reivindicar, y los ‘polimilis’ de Iñaki Múgica ‘Ezkerra’, que querían y pensaban un futuro menos negro frente al fin del Franquismo, ya que en esta discusión lo que estaba presente y según el periodista Florencio Domínguez “era qué tipo de estructura era más adecuada para practicar el terrorismo cuando hubiera una situación democrática en España[7]”.

 Llama, por ello, la atención de que la mayor operación contra el terrorismo llevado a cabo por las Fuerzas y Seguridad del Estado fuese contra los ‘polimilis’. Mikel Lejarza ‘El Lobo’, un infiltrado que se ganó la confianza de los terroristas, fue el artífice que consiguió asestarle un duro golpe a la banda y encarcelar a gente de la talla de ‘Ezkerra’ o ‘Wilson’, quienes participaron en el asesinato de Carrero Blanco. Tras la ejecución de ‘Txiki’ y Otaegi, ETA asesinó a cuatro guardias civiles en Oñate frente a lo que el propio Mikel Lejarza dijo que con las actuaciones del Estado se estaba creando “un monstruo diferente[8]”.

 En efecto, tras el nombramiento del rey Juan Carlos se abría un nuevo período hacia la democracia donde el monstruo creció. Y esto, a pesar de que, en principio, el objetivo de todos los partidos políticos que habían sufrido el exilio y de las diversas organizaciones formadas durante la Dictadura fuese la consecución de la democracia. Por supuesto también la del rey que desde el primer momento supo de la importancia de contentar al País Vasco, de donde venía uno de los mayores problemas. “El rey quiere serlo de todos a un tiempo y de cada uno en su cultura, en su historia y en su tradición”[9], dijo en su toma de posesión.

 El primero de los pasos fue la concesión de un indulto que apenas afectó al País Vasco. Esto llevó, de nuevo, a numerosas movilizaciones y comentarios incluso desde el sector eclesiástico que llevaba siendo contrario al régimen en el País Vasco desde 1960. La petición era ahora de una amnistía total que estuviera por encima de los indultos concedidos. Ésta se trataba del perdón a los que habían luchado por la libertad sin dejar de tener en cuenta a los que eran más reacios a la idea y no sólo de una simple condonación de la pena. De ahí las diversas manifestaciones y de ahí los pasos de los políticos porque, como recogía S. Tarrow, los procesos de democratización surgen “de la interrelación entre las estrategias de las elites y la movilización de las masas y la opinión”[10].

 Pero mientras esto ocurría nada apenas cambió. La violencia de ETAm seguía en primera línea dificultando los posibles cambios. Al frente del Gobierno continuaba Carlos Arias Navarro, en el puesto desde la muerte de Carrero Blanco, y a su lado gente de la talla de Manuel Fraga o José María de Areilza, todos ellos unidos de algún modo al ya fallecido Franco.

 En esta etapa son destacables las guerras internas en las dos facciones de ETA. El PNV, por su parte, se fue alejando, ya en el posfranquismo, del nacionalismo radical y acercándose, incluso, a la política española para estar lo mejor colocados en el nuevo proceso[11]. El PNV pensaba en la Transición como algo que iba a suceder aunque seguían presionando para la consecución de las libertades individuales, de las elecciones libres o de la amnistía. Sin todo eso, decían, no habría democracia. Y en este ámbito es donde todavía seguían cerca de ETA. Muchos militantes se sentían emocionalmente identificados con la banda, a la que consideraban como “un grupo de jóvenes heroicos continuadores de la lucha contra la opresión española”[12]. No sería, de hecho, hasta dos años más tarde cuando adoptaron una crítica severa ante los atentados.

 Pero antes de llegar a aquello hubo varios aspectos a tener en cuenta. La primera, una crisis, la del petróleo, que golpeó duramente al País Vasco y que llevó, de nuevo, a la movilización. La mejor prueba de ello fueron los sucesos de Vitoria del 3 de marzo de 1976. Aquel día se celebraba el tercer día de la tercera huelga general en aquel año y fue seguida masivamente por los obreros vascos. Una respuesta demasiado contundente de la Policía Armada a una asamblea pacífica que llegó a acabar con la vida de cinco personas, cuatro en el momento, fue suficiente para que el clima se recrudeciese.

 A ello ayudó ETAm que se aprovechó de esta situación a pesar de que los damnificados en el suceso, según la mayoría de historiadores, fueron los sindicatos CC.OO. y UGT[13]. Los ‘polimilis’, en cambio, se alejaron de esto y se centraron en la creación de un partido político. De ahí los robos a bancos, extorsiones y secuestros como el del empresario Ángel Berazadi, que separó definitivamente a los comandos ‘Bereziak’ (especiales) de la plana mayor de ETApm representado por Eduardo Moreno Bergareche ‘Pertur’. De hecho, en el secuestro se pidió a la familia 200 millones de pesetas, una cifra que ésta no podía pagar, intentando renegociar el propio ‘Pertur’ una rebaja a 50 millones el 8 de abril de 1976, el mismo día que los ‘berezis’ asesinaron al empresario[14].

 Estas discrepancias entre ambos llevó, presuntamente y según cree la familia, a la desaparición de ‘Pertur’ el 23 de julio del mismo año. Hecho este que supuso la ruptura definitiva entre ambos. Posteriormente los ‘berezis’ se acabarían integrando en ETAm mientras que los ‘polimilis’ seguirían la senda iniciada por ‘Pertur’ y aprobarían en la llamada Ponencia de Otsagabia la creación de un partido político, EIA (Partido de la Revolución Vasca), tras el que, y no delante, estaría el brazo armado.

 Esto, sin embargo, ya sería posterior y con Adolfo Suárez sustituyendo a Arias Navarro en la Presidencia del Gobierno. El rey se dio cuenta de las reticencias que despertaba en la sociedad el anterior Ejecutivo por lo que decidió nombrar a Suárez como presidente en julio de 1976. El cambio, por los pasos seguidos desde entonces, no pudo ser más acertado. El primero fue una amnistía que, esta vez sí, afectó a parte de los 250 presos políticos vascos.

 La Ley de Reforma Política fue el segundo claro compromiso del nuevo Ejecutivo con la democracia. Y es aquí donde, una vez más, se ve la dificultad de instaurarla en el País Vasco. La participación en Euskadi fue del 44,65%, más de 20 puntos por debajo que en el resto de España, mientras que los votos afirmativos y negativos también fueron muy dispares[15]. El PNV promovió la abstención aunque anunció que iban a seguir en el proceso. Otros, como ETA, eran totalmente contrarios. Con sus atentados seguían diciendo que la democracia no existía y tampoco podría existir.

 Un ejemplo claro de lo anterior es cuando meses antes en un atentado con bomba en una ikurriña en la que murió un guardia civil, los etarras anunciaron que “el régimen habla de democracia y nosotros la ponemos a prueba. El Sr. Vergara (el guardia asesinado) no ha muerto por un ataque nuestro, sino por atentar contra las normas más elementales de la democracia”, como es el respeto a los símbolos[16]. Otro de los asesinatos más sonados fue el de Juan María de Araluce Villar porque fue allí cuando la alternativa KAS, el marco político en el que acabó integrándose ETAm tras su fracaso en las elecciones, anunció sus objetivos: amnistía total, desaparición de los cuerpos represivos, soberanía nacional y anexión de Navarra a Euskadi[17].

 Así pues, la violencia seguía y Suárez, en una situación difícil con los militares atentos, no podía permitirlo. Sin embargo, al contrario que en el anterior Gobierno, el camino utilizado fue el de la negociación. En Ginebra (Suiza) se reunieron las dos vertientes de ETA con Andrés Gómez Margarida, el enviado por UCD. La falta de interés de los ‘milis’ y la imposibilidad de los ‘polimilis’ de asegurar el fin de la violencia hizo que este paso se quedara en nada.

 En 1977 los guiños fueron haciéndose más amplios y el 19 de enero la ikurriña ya lucía en el Ayuntamiento de San Sebastián. Luego llegaría la ampliación de la primera amnistía, que afectaría a numerosos etarras, y las primeras elecciones democráticas de la nueva era. Pasos agigantados para contentar a los demócratas vascos que, salvo en el caso de los ‘milis’, sirvieron para mucho.

El debate sobre ello fue amplio. Se escenificó en las conversaciones de Chiberta entre el 30 de abril y el 23 de mayo. Éstas, por iniciativa de Telesforo Monzón, peneuvista en sus orígenes que fue radicalizándose, fueron finalmente un fracaso. Sin embargo sí son dignas de estudio por el cariz que tomaría el futuro de los allí presentes. Monzón estaba convencido de que la unión de todos acabaría formando la fuerza como ya dejó claro años antes de la muerte de Franco en una carta que envió al Euskadi Buru Batzar:

Lo sé: se suele decir que los patriotas de ETA no son miembros de JEL. Por lo menos esto es lo que dicen ellos mismos. Pero ni ellos ni nosotros podemos negar este hecho: ellos también son hijos de las ideas de JEL. Si no hubieran existido estas ideas, tal vez hoy no habría ETA. Si ellos se han alejado de la casa del padre, no dejan de llevar en sus venas la sangre del padre […]. Esto es ley de vida: no todos los hijos se suelen quedar en casa […]. Los conflictos más duros son precisamente los que enfrentan a hermanos. Pero todavía peor que luchas entre hermanos es no hablarse […]. Hay que conseguir una Euskadi libre, unida y euskaldun, y en esta tarea somos todos hermanos[18].

No consideraban lo mismo los diversos grupos que asistieron. Nadie bajó sus pretensiones y todo quedó como hasta entonces. La guerra entre PNV y ETA fue particularmente significativa ya que los primeros anunciaron su presentación a las elecciones sin condiciones, algo que ETA lo veía antipatriótico. Ante esta situación en la que el grupo terrorista avisó de que iba a atentar de manera indiscriminada, se propuso una reunión con Suárez. En ella se pidió la amnistía para evitar el boicot a las elecciones y la escalada de violencia. Suárez, de manera muy sincera, respondió que no podía asegurar nada ya que estaba muy vigilado por los ultras. La única opción era el cese de la violencia[19].

 En las siguientes reuniones, propuestas vagas que no agradaron a nadie. Unos consideraban a Suárez cínico y otros como el PNV aseguraban que la amnistía se iba a dar pero después de las elecciones[20]. La separación entre ambos grupos fue definitiva a raíz de esto. También la de los ‘polimilis’ que se acercaron a la moderación tras la amnistía por extrañamiento que finalmente concedió Suárez. Fue la señal que estaban esperando para aceptar el proceso democrático. EIA, el brazo político que contaba con el dinero, se juntó con la experiencia de EMK, una escisión obrera de ETA en los años 60, para acudir a las elecciones con el nombre de Euzkadiko Ezkerra.

El 15 de junio la moderación triunfó. Los ‘jeltzales’, junto con UCD y PSOE, vencieron, EE consiguió un diputado y un senador, y la abstención, propuesta que encabezaba ETAm, apenas fue un punto superior que la media española. La democracia estaba venciendo y los ‘milis’ perdiendo, algo que no pudieron tolerar[21]. El resto de nacionalistas más moderados aceptaban, por fin, que los pasos dados iban en la dirección correcta. Los próximos meses hasta final de año escenificaron estas posturas.

2.      INDULTOS Y AMNISTÍAS PREVIAS

Los indultos y amnistías en España han sido una constante desde que Francisco Franco se hiciera con el poder tras la Guerra Civil. El caudillo, en su larga estancia al frente del régimen, concedió hasta once indultos que se alejan mucho del concedido en democracia y de las amnistías de Suárez. A saber, éstos fueron por muy diversos motivos y en diferentes fechas: la mayoría en los aniversarios de la exaltación de Franco a la Jefatura de Estado, del Año Jubilar compostelano o por las diferentes coronaciones de papas[22]

 Sin embargo, las concesiones de Franco no estaban dispuestas a mover un ápice su política, esto es, no iban a perdonar a los autores de los delitos ni, obviamente, mucho menos iban a afectar a aquellos que hubieran atentado contra los símbolos o fuerzas franquistas. Y esto a pesar del anuncio de Manuel Fraga con respecto al último indulto del régimen que, según él, tenía como objetivo enterrar “los restos de las viejas divisiones” y poner “punto final a nuestra última guerra civil”. No lo consiguió ya que el perdón seguía viniendo de la Guerra Civil y no del Franquismo e, incluso, no fue hasta los años 80 cuando recibieron una compensación económica por esos años de cárcel[23]. De ahí que el indulto sólo sea el perdón de la pena y la amnistía, el olvido del delito. La diferencia es abismal.

 De este modo fueron 400 los presos políticos vascos a la muerte de Franco de los que 250 lo eran por terrorismo. A ninguno de ellos afectó el último indulto aquí tratado concedido por el nuevo rey de España. Nada cambió, por tanto, en el País Vasco donde la sociedad seguía con una agitación creciente siempre con la palabra amnistía en sus reivindicaciones. Era algo que se veía como una característica propia de la democracia. Sin amnistía, como ocurre con otras muchas cosas, no podría haber jamás un régimen de libertades. Sin el perdón y el olvido por todo lo pasado siempre habría miradas a épocas anteriores y reticencias entre los bandos. De hecho, según el profesor y sociólogo Manuel Castells cuanto más profunda sea la transformación política, más completa y real será la amnistía que se apruebe[24].

 No fue hasta la llegada de Adolfo Suárez cuando se aprobó la primera amnistía en julio de 1976. Así es, menos de un mes después de su llegada a la Presidencia del Gobierno ya hizo más por esta causa que todos los anteriores. Llegó dispuesto a solucionar el problema a pesar de los que él mismo pudiera tener en su Gobierno. En efecto, no quería parecer débil ante las masas y perder la confianza de las elites políticas o de las fuerzas de orden público, las cuales podrían, incluso, intentar hacerse con las riendas teniendo en cuenta la violencia de ETA o los GRAPO. Además, estaba en juego la utilización de las movilizaciones, muy incómodas por el número elevado de ellas, si el Gobierno demostraba una flexibilidad excesiva ante las reivindicaciones de los actores sociales. Sin embargo, demasiada rigidez con la oposición, sobre todo en temas de gran calado social como la amnistía, supondría la no consecución de la legitimidad democrática que se buscaba[25].

 Baste recordar, para explicar lo anterior, que fue precisamente el mes de julio el más crudo en cuanto a movilizaciones hasta entonces. El País, diario que comenzaba a ser un referente, recogió 100 noticias sobre el tema en dicho mes, número que fue reduciéndose paulatinamente hasta llegar a sólo 20 en octubre de 1977. Y esto a pesar de la prohibición de muchas manifestaciones y la utilización de diversos actos públicos como las corridas de toros para las reivindicaciones.

 La difícil situación se solucionó con esta Ley de Amnistía del 30 de julio que llegó a “todos los delitos ejecutados con intencionalidad político social, en tanto no afectasen a bienes como la vida y la integridad corporal[26]” y en la que las presiones de los militares no permitieron la rehabilitación de sus homólogos de la UMD (Unión Militar Democrática) y a los del Ejército de la República.

 Pese a ello, el éxito general fue amplio. El propio El País la calificaba como “la mejor de las posibles, aunque no la más amplia de las deseables[27]”. Se encuentran en esta frase dos aspectos ya vistos: la negación de la libertad a los presos de ETA y la importancia que tenía un paso que representase el olvido. El propio Real Decreto-ley en el que se recogía la amnistía lo avisaba así: “Al dirigirse España a una plena normalidad democrática, ha llegado el momento de ultimar este proceso con el olvido de cualquier legado discriminatorio del pasado en la plena convivencia fraterna de los españoles[28]”.

 El proceso, sin embargo, estaba lejos de terminar. De hecho, se intensificó en el País Vasco. Eran muchos los presos terroristas, considerados como políticos, los que se encontraban todavía en la cárcel. Numerosos grupos sociales crecieron en este contexto como las llamadas Gestoras pro Amnistía, centradas en los presos vascos, y COPEL, en los presos comunes, copando muchas noticias y desarrollando una labor amplia de presión mediante la movilización y la negociación o disputas con diversos grupos políticos.

 De esta manera se fueron sucediendo más semanas pro amnistía que, junto con otras negociaciones, dieron con una ampliación de esta primera amnistía que fue dirigida claramente a los terroristas para intentar calmar la tensión existente en el País Vasco. El 14 de marzo, el presidente del Gobierno otorgó una amnistía por extrañamiento a 74 presos vascos hasta mayo[29] que no tuvo el efecto deseado. A unos, ETApm, sí les valió para llevar adelante su idea democrática. A otros, ETAm, les produjo desazón por no ser total e incluso se enfurecieron más.

 La sociedad tampoco pareció contentarse. Las semanas pro amnistía se multiplicaban y en una de ellas, en mayo, llegaron incluso a fallecer cuatro manifestantes. La situación empeoraba a pesar de que Mario Onaindía, uno de los beneficiados de la ampliación, dijera en una entrevista que tras la salida de la cárcel “la mayoría de los presos pensamos que la gente veía venir la democracia y quería que nosotros (etarras) participáramos en ese proceso[30]”.  También, eso sí, se encontró con exaltados que criticaron su nuevo estado de libertad como recuerda en su libro Carta Abierta. “Para mí, saliendo de la cárcel habéis dejado de ser vascos. Es más, si yo fuera militante de ETA, os pegaba un tiro”, le asestó un hombre en Biarritz (Francia)[31]. Este ambiente de división se mantuvo e, incluso, se amplió durante 1977.

 3.      EL NACIMIENTO DE EGIN Y DEIA

 

El caso de los medios de comunicación nacionalistas es sintomático de la relación que existía entre ETA y el PNV. Los dos máximos exponentes de las dos corrientes, EGIN y DEIA respectivamente, nacieron en 1977 siendo el segundo el que se lanzó unos meses antes. En efecto, fue el común a la causa ‘jeltzale’ el que ganó en esta carrera. De hecho, su pronta salida al mercado fue debido a la proximidad de las elecciones (nació un 8 de junio, sólo una semana antes de éstas) y a la necesidad de golpear a ETA resumida en la frase repetida en el partido de “quien da primero da dos veces”. Sin embargo, esta jugada no les salió bien debido a las dificultades económicas que atravesó el periódico por su precipitada salida y a las críticas de los peneuvistas por el contenido del mismo[32].

Frente a ello los dirigentes del órgano ejecutivo del partido, el Euzkadi Buru Batzar, respondían que “está claro que (DEIA) no tiene una implicación orgánica con el Partido y su organización”, ni existía “un trasvase económico entre el periódico y el Partido”. Sin embargo, el lanzamiento sí estuvo determinado en buena parte a los ingresos recibidos ya que desde comienzos de 1977 se pidió dinero a los militantes y simpatizantes. Así, DEIA salió al mercado gracias a los esfuerzos peneuvistas que querían tener un medio de comunicación, más allá de la revista Euzkadi, que pudieran controlar aunque sin que apareciera como propio. Lo preferían así debido a dos factores: por el efecto que pudiera producir en su gente y por la imposibilidad que, de otra manera no sería así, tendría el diario de expresarse con total libertad[33].

Sin embargo, pese a este objetivo de la cúpula del partido, las exigencias por parte de los militantes de controlar el periódico fueron muchas. Al comienzo, DEIA, siempre con un punto nacionalista, basó más sus informaciones en corrientes de opinión que se opusieran a la Dictadura en cualquiera de sus formas. Poco a poco, la situación se fue revirtiendo por ese enfrentamiento con ETA que se había agudizado tras las conversaciones de Chiberta y que provocaban, además, la lucha dentro del nacionalismo por el liderazgo. Las elecciones iban a ser un punto muy importante y que DEIA se convirtiera en el aglutinador de todos aquellos partidos que predicaban la democracia suponía perder los puntos que se habían ganado al adelantar en más de tres meses al diario EGIN. Así, por las presiones, sobre todo, del Bizkaia Buru Batzar consiguieron que el máximo órgano del PNV acordara hacer gestiones para tener una persona como delegado que vigilara y controlara la línea de DEIA[34].

EGIN, por su parte, siguió los mismos derroteros que su homólogo aunque con un predominio del nacionalismo radical. Sin embargo, sus contenidos dieron voz también a numerosas ideologías convirtiéndose en un diario plural y abierto. Prueba de ello es la portada del primer número, el 29 de septiembre, que se dedicó al regreso desde el exilio del lehendakari del Gobierno Vasco, Jesús María Leizaola, a pesar de que ETAm había aplazado el anuncio de su fusión con los ‘berezis’, provenientes de ETApm, para que, precisamente, apareciera en este primer periódico[35].

Otro ejemplo que explicaría estos comienzos del diario fue el primer problema de gran ámbito nacional vasco que se encontró, la Ley de Amnistía, que trataremos más detenidamente en siguientes epígrafes, y de la que baste saber, de momento, que fue uno de los diarios que más voz dieron a los presos y a las protestas en favor de ellos hasta el punto, incluso, de criticar al grupo terrorista después de continuar su actividad armada.

El proceso que siguió a estos hechos fue, como en el caso de DEIA, una crisis financiera en el periódico. Faltaban anunciantes y lectores ya que éstos, al contrario de lo que se pensaba, fueron fieles a sus medios de comunicación habituales. Así, para evitar la quiebra  hubo que realizar una ampliación de capital que se veía desde fuera como una oportunidad de tomar el control del periódico. De este modo, la guerra entre los diferentes partidos y grupos fue muy dura. EIA y HASI, más cercanos a los ‘polimilis’ y ‘milis’, respectivamente, se lanzaron en la captación de fondos. ETApm lo hizo también por separado de EIA cuando uno de sus comandos atracó un banco para conseguir dinero. Sin embargo, no le prestaron la suficiente atención a los medios de comunicación, a los que no consideraban tan importantes aunque luego fueran determinantes en la escalada de Herri Batasuna en detrimento de Euskadiko Ezkerra como afirmaría Mario Onaindia[36].

 Fue, entonces, la facción maximalista de la izquierda abertzale, la de los ‘milis’, la que puso más dinero y copó la redacción con comisarios políticos para que se representara el nacionalismo radical sobre el pluralismo democrático. Esto trajo problemas en la redacción cuyos profesionales consideraban que lo que estaba por venir era una grave amenaza para la libertad de expresión del diario. El problema se consumó a finales de 1978 con el nombramiento como directora de Miren Purroy, proveniente de la revista de Punto y Hora de Euskal Herria donde había despedido a la mayoría de la plantilla por “españolista” que, por cierto, había recalado en EGIN[37].

 Este suceso provocó una guerra interna que acabó con la destitución por parte de los comisarios políticos de trece redactores disidentes que llevó, a su vez, a ciertos consejeros como Javier Knörr o Patxi Zabaleta a la dimisión y a una larga huelga dentro del periódico. Cuando el conflicto laboral terminó, una vez que la mayoría del equipo inicial salió con una indemnización, fue cuando, finalmente, EGIN se centró exclusivamente en el punto de vista de KAS, a la que pertenecía ETAm, vetando a los demás grupos nacionalistas[38]. Hablamos de 1979, ya lejano de octubre de 1977 que fue cuando comenzó el germen.

 4.      LA LEY DE AMNISTÍA DE OCTUBRE DE 1977 VISTA POR EGIN Y DEIA

 4.1  PRESIONES Y TEXTO DEFINITIVO

 

Tras las elecciones, el proceso democratizador se aceleró. Las autonomías comenzaron a coger forma, la Constitución se encontraba ya en un período de gestación y la amnistía definitiva estaba a punto. Las previas, aun siendo muy numerosas (2.227 liberados en la anterior y 8.903 en el indulto), no satisficieron al gran problema vasco: el terrorismo. Para ello había que equiparar a los presos políticos vascos, como se hacían llamar, al resto de España, según predicaban. Así incluso lo comentó el representante del PNV en la Comisión de los Nueve, Julio de Jáuregui. Pidió la amnistía total que según recogió El País debía alcanzar tanto “a los que mataron al presidente Companys como a quienes mataron al presidente Carrero; a García Lorca y a Muñoz Seca, al ministro de la Gobernación Salazar Alonso y al ministro de la Gobernación Zugazagoitia, a las víctimas de Paracuellos y a las de Badajoz…”[39].

 En la anterior afirmación radica la necesidad de una última amnistía que completara a las ya habidas. Eran pocos los presos considerados como políticos que aún quedaban en la cárcel[40] de los cuales 22 eran pertenecientes a Euskadi. Sin embargo, el valor simbólico para el pueblo vasco y la participación de ciertos grupos políticos la convirtieron en la definitiva. Y esto a pesar de que los presos comunes no estaban en las reivindicaciones de la mayoría de la sociedad aunque posteriormente, una vez concedida la aquí tratada, sí se intentaría ampliar desde el ámbito nacionalista, que se uniría a la Coordinadora de Presos Españoles en Lucha (COPEL), organización que tendría una gran importancia en la presión sometida al Gobierno de España.

 No, sin embargo, la lucha sería superior a la que tuvo que tolerar los meses desde las elecciones hasta la promulgación del Decreto-ley en forma de movilizaciones que, eso sí, descendieron en número y en apoyo con respecto a las anteriores. El cariz que tomaron fue, de todas formas, superior gracias a la participación en muchos actos de los extrañados como ruedas de prensa en las que la Policía, en estas ocasiones, no actuaba como en tiempos pasados. El nacionalismo se sentía fuerte y cómodo en esta nueva coyuntura democrática, a pesar de que muchos de ellos no la reconocieran, y sabían que el paso se iba a dar. La amnistía que quedaba, no debe olvidarse, estaba hecha para ellos, aunque también afectara a otros miembros del FRAP o GRAPO e intentara equiparar a vencedores y vencidos. Se puede comprobar en una encuesta realizada por el Instituto de Opinión Pública tras las elecciones. Los datos arrojados eran determinantes: un 32% de personas en España y un 47% en el País Vasco decía que debía ampliarse la amnistía, de los cuales el 30% y el 57%, respectivamente, pensaban que debía ampliarse a todo delito, mientras que el 45% y el 21% pensaban que a los de sangre, no[41].

A todo ello se le sumaron, además, los proyectos presentados por los diversos grupos de la oposición como el del PSOE, PCE o las minorías vascas y catalanas. Este proceso y los discursos muchos más relajados de la oposición indicaban que el camino a seguir estaba ya pactado. Así, las Gestoras pro Amnistía o los mismos partidos se centraron en la articulación de la ley que contentaría a casi todos y que dejaría muy claro el nuevo panorama nacionalista.

Como era de esperar los proyectos presentados sobrepasaron las intenciones del Gobierno de UCD. El PNV, ya completamente alejado del nacionalismo radical, presentó el 14 de septiembre el suyo a la Mesa del Congreso en la que hacían constar el retardo en la promulgación de dicha ley. En los ocho artículos que presentaron pedían la amnistía de “todas las infracciones penales y administrativas de intencionalidad política, así como las infracciones comunes de igual general conexas con las mismas, sea cual fuere el resultado que hubieren producido, cometidas hasta el 13 de septiembre de 1977[42]”.  También que se llevara a cabo en sólo 25 días y la reintegración de los militares condenados en sus respectivos cuerpos, en especial al Ejército Republicano y a la Unión Militar Democrática.

La presentada definitivamente difirió de ésta en varios aspectos. UCD no aceptó el perdón a los militares arriba expuestos aunque se asumieron, eso sí, preceptos de una amnistía laboral que no funcionó como se esperaba. No aceptó, por otra parte, la premisa de que la ley se llevara a cabo en sólo 25 días y lo aumentó a dos meses y no se mencionó a los presos comunes ni a aquellos delitos con sangre que, siendo considerados como delitos políticos, fueran posteriores al 15 de junio de 1977. Para el resto, la amnistía se extendería hasta el 6 de octubre incluidos los cometidos por funcionarios y agentes de orden público contra el ejercicio de los derechos de las personas[43]. Algo que, sin embargo, para Santos Julià no suponía poner «a la misma altura a los funcionarios que violaron sistemáticamente los derechos de las personas” y a aquellos que habían luchado pacíficamente por “lo que hoy son derechos fundamentales”[44].

Tampoco EGIN y DEIA creyeron conveniente la amnistía. Los días anteriores a la presentación del proyecto definitivo el 7 de octubre, ambos diarios llevaron a cabo una campaña de presión aunque con diferentes puntos de vista. DEIA tenía un carácter partidista y supeditaba el éxito a la negociación entre los diversos grupos políticos. EGIN se basaba en la lucha en las calles y la movilización a la que le prestaba una atención que, en muchos casos, no tenía. Ambos, de cualquier modo, contribuyeron a lo que posteriormente fue. Realizaron una gran cobertura situándose por encima de la media en noticias sobre la amnistía. Además, éstas eran más extensas que en el resto de periódicos y se le prestaba más atención a manifestaciones, movilizaciones callejeras y desórdenes en las cárceles que a la propia ley, que en porcentaje no superaban en ninguno de los dos periódicos el 50% de las noticias (EGIN, 43,1% y DEIA, 31,2%)[45].

Destaca también que la mayoría de las informaciones fueran procedentes del propio País Vasco dado su carácter nacionalista y que la opinión, referente a la propia amnistía, no fuera tan determinante como cabría esperar. Sin embargo, en las consideradas como noticias, la información, en muchas ocasiones, no era tan pura. DEIA, por ejemplo, el día 5, cuando UCD presentó su proyecto, tituló “Amnistía: UCD no quiere olvidar”. La selección y titulación de las noticias y las fuentes empleadas eran suficientemente transparentes en su objetivo[46].

En lo referente a la aceptación de la amnistía final, ambos se mostraron reticentes a la bondad de dicha norma aunque DEIA fue acogiéndola al igual que el PNV lo hizo. Ese estilo moderado se mostraba en las numerosas informaciones que se pudieron ver en el periódico en el proceso corto pero intenso desde el proyecto a la aprobación aunque sin abandonar su lenguaje particularista como en el titular “gana Euzkadi, que es lo que importa[47]”.

EGIN, por su parte, mantenía también la victoria en el País Vasco aunque, en esta ocasión, lo hacía en el pueblo y no en los grupos parlamentarios como DEIA. La portada del día 15, “Euskadi consigue la amnistía política[48]”, es buena prueba de ello. Sin embargo, este diario, más radical que su homólogo, ejercía una presión superior. En sus informaciones estaba presente continuamente el asunto de la necesidad de olvido y que con esta amnistía no se lograba. En sus páginas se podía leer que este proyecto era un chantaje del Gobierno, que convertía “un acto de justicia en una baza política” o “un pacto que recorta la clamorosa exigencia popular de amnistía total”[49].

 

  4.2 EL ASESINATO DE AUGUSTO UNCETA

A las convicciones de EGIN le surgieron problemas. Sólo un día después del proyecto presentado por el Consejo de Ministros, ETAm asesinó al presidente de la Diputación de Vizcaya, Augusto Unceta, y a dos de sus escoltas en Guernica. El lenguaje de presión al Estado español para intentar ampliar una amnistía que según sus informaciones era “limitado y confuso[50]” tuvo que cambiar debido al asesinato que pocos entendían. EGIN tuvo que situarse en la moderación ante este hecho lo que demostró que no era un periódico afín a la causa etarra, no sólo, sino que abarcaba a todos los partidos abertzales de izquierda. Se asemejaba, de hecho, más a las peticiones y actuaciones de la no menos cruel aunque sí más cabal ETApm.

Sin embargo, en un primer momento, el diario reaccionó como se esperaba de él. No recriminó a los terroristas el asesinato porque ellos no lo habían reivindicado. Se mantenía en una situación alejada del problema que después debía afrontar. En sus noticias, en muchas ocasiones con opinión encubierta, no hacían más que informar sobre el suceso sin dar nombres, sin dar un titular directo. Por ejemplo, el día después del atentado, el 9, la portada de EGIN rezaba “intenso rastreo en todo Euskadi” mientras que en sus páginas interiores se leía que todavía nadie había reivindicado el atentado aunque el cerco estaba en torno a los ‘milis’. Sin embargo, lejos de culpabilizar a nadie, EGIN pedía un análisis pormenorizado de la “trágica muerte del presidente de la Diputación de Vizcaya”:

 La mera condena de la violencia no nos parece suficiente aquí y ahora. Nuestro contexto político exige un análisis que vaya más allá de una expresión de repulsa. EGIN entiende que este atentado es otro reflejo más de la falta de normalización de nuestro País y del proceso desestabilizador que viene padeciendo. Y, en cualquier caso, un hecho lo suficientemente grave como para que la reflexión deba apoyarse en un máximo de información[51].

Un máximo de información con el que DEIA, al contrario que EGIN, ya contaba desde el 8 de octubre. Ese día, el diario afín al PNV, ya avisó de que ETAm, según las palabras de un portavoz del grupo a Radio Popular, continuaría la lucha armada. Según la información, la organización terrorista consideraba que nada había cambiado en Euskadi. “Nosotros consideramos que para que se pueda hablar de amnistía total es preciso, por lo menos, que sean legalizados todos los partidos políticos de la izquierda abertzale que continúan en la ilegalidad […]. Nosotros comenzamos a luchar porque Euskadi estaba oprimida y esto continúa estando igual[52]”, decía el portavoz etarra.  

Así, DEIA, sin querer culpar directamente a ETAm del atentado, sí se alejó de sus posiciones y de las de EGIN. En su editorial señalaban al grupo terrorista al hablar de “coincidencia” entre los asesinatos y la perfilación de la Ley de Amnistía, para acabar diciendo que “hay quienes obsesiva, neuróticamente, se empeñan en abrir las heridas, en vez de ayudar a que cicatricen.[53]

Esta diferencia, palpable tanto en la condena como en la incriminación, se fue haciendo menor en los siguientes días. ETAm reivindicó los sucesos respondiendo, entre otros, a DEIA: “ETA considera que su acción no puede desestabilizar la democracia porque en el Estado español no existe ninguna democracia. […] Por ello, la organización militar socialista revolucionaria de liberación nacional ETA ha llevado a cabo la ejecución del presidente de la Diputación de Vizcaya y sus guardaespaldas, y manifiesta su voluntad de continuar atacando todos los instrumentos de dominación de Euskadi por la oligarquía española.[54]

Esto llevó a EGIN a situarse cerca de DEIA y recriminar en el editorial del día 11 el atentado aunque poniendo siempre en primer lugar que el “elemento detonador del proceso ha sido una represión irracional o injustificada”. Sin embargo, en esta ocasión dicen que la violencia “parece una iniciativa”, lo que no puede llevar a cuestionar que el proceso de amnistía ha sido un chantaje. Es en este contexto, escriben, donde corresponde analizar el hecho acontecido. Y es aquí, una vez analizado, cuando se criticó el asesinato:

Cerrarse a todo replanteamiento de los modos de lucha en defensa de los objetivos nacionales, empeñarse en actuar como autodesignados administradores de la voluntad de resistencia  de un pueblo sin atender a lo que el propio pueblo va diciendo cada día sobre su propia voluntad de actuación, es adjudicarse un peligroso mesianismo que, en el mejor de los casos, sólo puede conducir a un callejón sin salida[55].

 

DEIA, en cambio, no volvió a pronunciarse al respecto. No lo consideró esencial después de haberlo hecho cuando aún no se sabía el autor del atentado. También por las críticas internas que hubo, sobre todo por parte del Bizkaia Buru Batzar, por la presencia peneuvista en el funeral de Unceta[56]. Pero el PNV, y con él DEIA, ya habían tomado una decisión: la democracia.

4.3 DESARROLLO DE LA LEY

  

 Como se ha comentado en apartados anteriores, la Ley de Amnistía no se desarrolló en el tiempo que desde la oposición se pedía sino que se llevó a cabo en dos meses desde su aprobación en el Congreso. Una votación que, por cierto, se adelantó en el tiempo debido, entre otras cosas, a la declaración de intenciones de ETAm tras el atentado de Augusto Unceta. Dicha votación, donde sólo dos lo hicieron en contra y hubo 18 abstenciones, fue el punto de partida de este proceso considerado como bueno por la mayoría del panorama político. Desde el PSOE, por ejemplo, se creía firmemente que era el fin de una época en referencia al terrorismo, mientras que desde el PNV, Xavier Arzalluz hablaba de una “amnistía de todos para todos[57]”. Por su parte, Euzkadiko Ezkerra, cuyo diputado, Francisco Letamendia, se abstuvo en la votación, la consideraba como corta. Según sus propias palabras la amnistía era sólo para los vascos y, por tanto, no suponía la definitiva. “La amnistía no es un perdón vergonzante a personas a quienes se les continúa considerando delincuentes, sino el reconocimiento a aquellos que han puesto todos sus medios para la lucha contra la Dictadura[58]”, dijo en el mismo Congreso.

Llama la atención, sin embargo, aún más el hecho de cómo se trata el mismo tema desde diferentes periódicos. En la línea de los partidos a los que se supone representan, tanto EGIN como DEIA se congratularon de la aprobación del proyecto que amnistiaba a todos los vascos. Pero las felicitaciones volaban en sentidos contrarios. Si bien EGIN hablaba de un triunfo de la sociedad y sus movilizaciones, DEIA seguía los pasos de Arzalluz y de la victoria de la política, donde el PNV, no cabe la menor duda, tenía un gran peso. Prueba es el editorial del mismo día 15 de octubre ya citado anteriormente y que rezaba lo siguiente:

 

Sin quitar méritos a la movilización popular, manifestada repetidamente por las calles, los parlamentarios vascos han ganado en el Congreso la larga y difícil batalla de la amnistía. Seguramente sobra la comparación entre unas y otras palancas de presión puesto que, en definitiva, los parlamentarios han sido la vía reglamentaria para trasladar a las Cortes las exigencias mayoritarias del 15 de junio entre las que figuraba con prioridad el tema de la amnistía. Este es el momento en que ya debemos olvidarnos de la fábula de los galgos o de los podencos, de la estéril discusión de si yo la vi antes o yo la cogí primero, para alegrarnos con unanimidad de la consecución de la amnistía. Gana Euzkadi, que es lo que importa y atrás quedan, para los recuentos de la historia, el peso de los gritos y el pulso de las negociaciones[59].

 

Intentaban, como se puede comprobar, alejarse de la polémica de quién lo había conseguido. Lo intentaban, sin embargo, después de atribuirse la victoria. Pero, sobre todo, lo que aquí estaba en juego era el liderazgo nacionalista en democracia. Los últimos años de la Dictadura habían sido para ETA que ahora se encontraba dividida. En esta situación las palabras del PNV y de DEIA adquirían un gran significado. Las elecciones, en las que la victoria moral fue aún superior a la física, fueron el acicate de considerarse ganador y actuar como tal. En efecto, la ambigüedad del PNV, de repente, se había diluido. Las críticas a ETA eran patentes; su objetivo democrático, también. DEIA reflejó esta seguridad en sus páginas hasta el punto de que, una vez aprobada en las Cortes la Ley de Amnistía y recogida en el Boletín Oficial del Estado se centraron en el proceso pre autonómico para dar la mínima voz al cumplimiento de la norma.

No fue éste el caso de EGIN que, dado su carácter marxista, atribuyó el triunfo a la sociedad vasca, al igual que el sector menos radical (no confundir con el moderado) de ETA, con el que discrepaba en el límite de la amnistía. También se diferenció de DEIA en que las noticias relacionadas al tema no cejaron pese al cumplimiento de lo prometido. Las presiones, como iremos comprobando en este apartado, siguieron por el mismo camino puesto que, hasta la excarcelación del último preso vasco, la amnistía no sería tal.

Así es, la guerra entre PNV y ETA, entre DEIA y EGIN, se había calmado. Las elecciones y la última amnistía dejaron muy claras las posturas de todos los grupos y las relaciones con sus medios. El PNV se moderó y se alejó de ETA lo que influyó claramente en DEIA. EGIN dio voz a los partidos abertzales, en especial a los afines a los ‘polimilis’ pero sin dejarse arrastrar por ellos. La pluralidad y, en especial, la independencia en la información fueron sus señas en la primera etapa.

Muestra de lo anterior son todas las informaciones encontradas sobre la amnistía a cuyo texto, recordemos, se le dio mucha menos cobertura que a las informaciones que provenían de las movilizaciones y peticiones de la sociedad vasca. Esto continuó siendo así en EGIN, mientras que en DEIA se comenzaron a recoger menos noticias, si bien fue un periódico muy activo en comparación con el resto de España.

De hecho, el periódico ‘jeltzale’, al igual que EGIN, seguía haciendo fuerza para que la norma se llevara a cabo lo más pronto posible y ambos diarios contaban que dos días después de la publicación de la ley en el BOE no había visos de un cumplimiento cercano. Además, daban un paso más y, según su ideología, utilizaban el asunto para sus fines. EGIN, más reivindicativo y, sorprendentemente, más centrado en conseguir los objetivos poco a poco, sólo se concentraba en los presos vascos que permanecían en la cárcel y que llegó a nombrar uno a uno según en la prisión en la que se encontraran el 18 de octubre. DEIA hablaba de la amnistía como el hecho representativo de que “el poder español ha admitido la tesis de que el problema vasco es diferente” y, por ello, se preguntaba por el “empeño” de Suárez en aplicar “fórmulas uniformistas en lo concerniente a la institucionalización de los pueblos, nacionalidades y regiones del Estado.[60]” Una reivindicación referida al proceso autonómico, tema muy activo en el periódico. La diferencia es palpable.

De este modo pasó la primera semana desde su aprobación en las Cortes hasta que el primer preso se aprovechó de la amnistía. Se trataba de Xabier Larena, noticia que ocurrió el 21 de octubre y que fue recogida por ambos diarios. Por eso llama la atención la actitud de EGIN, más reivindicativo hasta entonces y también después de este hecho al que sólo le dedicó un espacio en la contraportada que, además, estaba escrito en euskera cuando la mayoría de las noticias importantes aparecen en castellano. Más acorde a las circunstancias estuvo DEIA que dedicó una página al suceso con una pequeña biografía del etarra y una entrevista al padre.

Al primero le siguieron muchos más hasta llegar a 22 de los cuáles fueron recogidos todos por EGIN, si bien es cierto que la mayoría eran en breves. Sólo en los casos más llamativos la noticia iba acompañada de un texto amplio y, en alguna ocasión de fotografías. DEIA, por el contrario, recogía la información que llegaba desde diferentes cárceles para contársela a sus lectores en días señalados. Por ejemplo, el 25 de octubre titulaba una información como “ayer fueron excarcelados otros cuatros presos políticos vascos” con los que ya ascendían a 14 los favorecidos por la ley y eran sólo ocho los que restaban por hacerlo[61].

La rapidez de excarcelación era un hecho y de ello se volvió a aprovechar el PNV de cara a un provecho electoral. En esta ocasión fue el propio Arzalluz el que, en DEIA, escribía que el primer objetivo del partido, que era la Ley de Amnistía, estaba siendo un éxito gracias a la elaboración de aquel “texto conjunto”. Los logros, una vez más, eran suyos a pesar de que había una consideración hacia la lucha en las calles: “quiero decir como explicación de nuestro voto, que toda la explicación de nuestro voto, es la exigencia unánime de nuestro pueblo. Nuestro pueblo ha luchado en vanguardia por la amnistía[62]”.

Mientras, la presión y los ensalzamientos a según quién continuaban. EGIN recordaba cada cierto tiempo que todavía había presos en las cárceles como “Chivite, Mayoral y Fernández Tovar[63]”. También ensalzaba la figura de las Gestoras pro Amnistía y de la sociedad, que seguía movilizándose, para la consecución de la amnistía. DEIA, por su parte, recogía escritos de presos que pedían la reintegración en la sociedad como única noticia en los últimos días de octubre.

En noviembre, la brecha entre DEIA y EGIN se siguió abriendo. Los segundos adoptaron una forma totalmente reivindicativa como demuestra el hecho de que, en una amnistía casi acabada en cuanto a número de personas que permanecían en la cárcel, las noticias sobre el tema no descendieron. Ya en los primeros días nos encontramos una información de alcance nacional como fue la amnistía de ‘Apala’ que, ley en mano, no debería haberse producido ya que ésta no alcanzaba a aquellos con delitos de sangre posteriores a las elecciones. Miguel Ángel Apalategui entraba dentro de este grupo al haber asesinado al empresario Javier Ybarra el 22 de junio. El argumento esgrimido por el Gobierno fue que el secuestro, y por tanto el comienzo del delito, había sucedido antes. Discusiones aparte llama la atención el hecho de que EGIN o DEIA sólo muestren la preocupación del etarra amnistiado de las posibilidades de “llevar una vida normal en Euzkadi[64]” y no si del proceso fue legal.

El que no haya opinión explícita es más importante de lo que parece. No tanto en DEIA como en EGIN. Cada paso que el periódico daba era vigilado por ETA. No se opinaba en EGIN sobre todo aquello que tuviera que ver con el mundo abertzale más radical. Sobre los atentados sólo se informaba al igual que de la amnistía. DEIA, sin esta cohibición, no tenía dicho problema. Si no informaba más sobre el tema era porque no le interesaba tanto como los pasos que ya se estaban dando para lograr, al menos, un nivel de autonomía propicio para una autogestión que indicara, aunque fuera, un nivel mínimo de independencia. El PNV y DEIA sí estaban siendo, por fin, sensatos a su causa. El mundo abertzale estaba muy dividido para que les ocurriera lo mismo.

Así, ETAm siguió atentando durante este tiempo basándose en los principios todavía no resueltos y en algún otro que iría añadiendo para que éstos no quedaran cojos. Un día después del anuncio de la amnistía a ‘Apala’, ETAm reivindicó dos atentados que tuvieron lugar el 31 de octubre y el 2 de noviembre en Vitoria e Irún en el que falleció el sargento de la Policía Municipal, José Díaz Fernández. Ante ello, el grupo terrorista dijo lo siguiente:

 

Hoy por hoy, nuestra organización ETA tiene como objetivo inmediato la alternativa táctica KAS, uno de cuyos puntos es la disolución de los cuerpos represivos y la petición de responsabilidades a los miembros destacados de su labor terrorista contra el pueblo vasco. […] Creemos que en tanto las fuerzas armadas de la Guardia Civil, Policía Armada, Cuerpo General de Policía, bandas parapoliciales, confidentes sigan acantonados y actuando en Euskadi, nuestro pueblo no tiene ninguna posibilidad de lograr el mismo grado de autogobierno con la garantía suficiente para que en Euskadi se pueda hablar en términos de democracia[65].

 

Después de la reivindicación, silencio en EGIN, que se centraba en la salida de la cárcel de otros presos, vascos o no, como Pablo Mayoral Rueda, Vladimiro Fernández Tovar, Manuel Blanco Chivite y Francisco Javier Aldanondo ‘Ondarru’. Los dos primeros salieron poco después ante las exigencias de las Gestoras pro Amnistía, recogidas cada vez con más asiduidad por EGIN, por lo que sólo ‘Ondarru’ y Mayoral Rueda quedarían en la cárcel, esperando este último su salida, que se produciría inminentemente. Prueba de esta presión y cierta afinidad con los amnistiados son las entrevistas que el periódico hizo a Blanco Chivite y Fernández Tovar, a pesar de que éstos pertenecían al FRAP[66]. Tal era, de hecho, el nivel de movilizaciones y equivocación, que numerosos seguidores de ETA recibieron en San Sebastián  a los dos citados como si fueran de los suyos[67]. Estas informaciones se encontraban entremezcladas con más reivindicaciones de ETAm como el del atentado contra la empresa Babcock o contra un jeep en el que viajaban tres agentes de la Policía Armada. Ante esto, DEIA escribió una condena sin antecedentes ya que en la anterior de Unceta todavía nadie había reivindicado el atentado:

Si en algún momento de nuestra historia todavía reciente pudieron existir argumentos que explicaran o hicieran comprensible el recurso de la violencia, en el momento actual es ética y políticamente inadmisible. No estamos todavía en plena democracia. […] Pero esa democracia ni se construye, ni se corrige con bombas o atentados. […] El recurso a la violencia es una estrategia que nos lleva directamente al abismo. El atentado de ayer es una provocación más de los que piensan, contrariamente a la tesis democrática, que “cuanto peor vayan las cosas, mejor”. El buen sentido de nuestro pueblo demostrará a esas minorías fanatizadas que ese no es el buen camino[68].

Declaraciones duras de un grupo que, en principio, predica querer lo mismo que al criticado, pero al que le acusan de no ser democráticos. ETA estaba quedándose sola desde hacía tiempo y por eso reivindicaba la alternativa KAS cuando, en un principio, se querían alejar de todo lo que cercara a la política. La organización terrorista cambiaba su manera de pensar, de expresarse, con cada acontecimiento. Por eso EGIN se alejaba por omisión de lo que, en un principio, era su causa. Por eso DEIA les golpeaba cuando había ocasión:

La amnistía está siendo uno de esos valores […] de los que se están aprovechando ciertas almas mezquinas, incapaces de entender su profundo sentido y muy capaces de manipularlo y degradarlo. […] Quiero, deseo, exijo, necesito la amnistía total, amnistía orokorra. Pero denuncio a la vez a los que llenándose la boca con ella, no la quieren de verdad, y engañan al pueblo, incitándolo, animándolo, a la destrucción de la democracia, por incipiente que sea, a la progresión de la violencia inútil y descabellada, al imperio de la muerte. Denuncio también a los cobardes, aunque seamos nosotros mismos[69].

A desvirtuar a ETA y a pedir un proceso autonómico favorable es a lo que se dedicó DEIA, como se puede ver, en noviembre. EGIN basaba toda su fuerza en la presión para que Aldanondo saliera pronto de la cárcel. Sólo restaba él de los presos vascos y el miedo a que no se beneficiara de la amnistía aparecía. Las presiones callejeras como las manifestaciones pro Aldanondo aumentaron con el consiguiente peso que ello, como era habitual, tenía en EGIN.

Así se llegó a los últimos días de noviembre en los que se seguían produciendo huelgas pro Aldanondo y que fueron recogidos de diferente manera en EGIN y DEIA. El primero le dedicaba las portadas mientras que el segundo sólo una esquina dentro del periódico. Obviamente, el objetivo no era el mismo y EGIN siguió el proceso hasta el día de la excarcelación definitiva que suponía el punto final al primer proceso de la democracia en el País Vasco.

Sin embargo, antes de ello, se produjo un nuevo atentado que trajo muchas consecuencias. ETAm fue el autor y el jefe de Policía Armada de Pamplona, Joaquín Imaz, el asesinado. La importancia de este hecho se puede ver en los mismos periódicos estudiados. DEIA aplazó la opinión, siempre en las primeras páginas, a un terreno impropio debido al recogimiento de la información del atentado, el funeral de Imaz y la confirmación, una más, de que ETA no iba a cejar en su empeño de matar. También, por supuesto aunque ya en otro día, la condena que, en esta ocasión, venía directamente del propio Euskadi Buru Batzar:

La violencia instituida durante la Dictadura pudo justificar ante muchos el empleo de armas como respuesta. El PNV […] asistió con respeto a la lucha de quienes se revolvían contra la violencia institucionalizada, y ayudó en circunstancias críticas a quienes precisaban defenderse de la represión, el exilio o las farsas judiciales. […] Pero las acciones de ETA con el transcurso del tiempo, han adquirido caracteres que nada tienen que ver con su activismo originario[70].

La importancia del asunto también se comprobó en las informaciones de EGIN que, después de mucho tiempo, se atrevió a opinar. Detrás habían quedado varios atentados y el reconocimiento de las nacionalidades en el proyecto de la Constitución, un punto más a favor del País Vasco y menos a ETA. Así, EGIN se refirió al suceso de esta forma:

Ante esta disyuntiva, cuyos términos pudieron parecer menos claros en otro tiempo, es preciso afirmar que las posibilidades de actuación que ha abierto la evolución política exigen la renuncia al empleo de la lucha armada. […] Para que este deseo común no sea baldío, dos cosas son necesarias. Que quienes mantienen la opción de la lucha armada se pregunten seriamente a quién sirven, y si pueden mantener hoy su opción en nombre del pueblo vasco. Y que el Gobierno entienda que es hora de hacer frente a la situación de Euskadi, no desde la perspectiva de quien capea un temporal, sino de quien tiene voluntad de reconocer los derechos de un pueblo. Ambas cosas son necesarias para vivir en paz en el País Vasco[71].

Tras esta repulsa la situación entre EGIN y ETA se recrudeció hasta el punto de la dimisión forzosa del director Mariano Ferrer meses más tarde. Antes se completó el proceso de la amnistía con la salida de la cárcel de ‘Ondarru’ que fue recibida positivamente por ambos diarios. DEIA, a través de José María Otegui, afirmaba que “todo parece indicar que el pueblo se siente satisfecho con la amnistía alcanzada[72]”.

EGIN, por su parte, sentía que el primer proceso al que se había enfrentado y entregado había terminado con su victoria a pesar de que ETA no lo considerara así. El último preso vasco saldría el 9 de diciembre, día en el que no durmió ningún etarra en la cárcel y en el que, si hubieran querido, hubiera supuesto una nueva etapa que no llegó a producirse.

 

4.4 VIDA TRAS LA AMNISTÍA

 

La excarcelación del último preso vasco fue un soplo de esperanza para la sociedad. Aldanondo salió de la cárcel con los honores que le dieron los que allí le esperaban y con un recibimiento multitudinario en su pueblo de origen, Ondárroa. Esto llevó a la Comisión Gestora inicial pro Amnistía de Guipúzcoa a disolverse ya que su labor había finalizado. Aldanondo, en cambio, se refería a la amnistía como “parcial” ya que no había alcanzado a muchos grupos. Mantenía, por tanto, el victimismo y las ganas de lucha, de no conformarse con la democracia que se estaba labrando. De hecho, también se refirió al Gobierno como si nunca hubieran tenido en cuenta al País Vasco: “Qué se va a esperar de quienes anteponen el juego democrático a todo, incluso a nuestra propia supervivencia como pueblo[73]”.

Sus palabras parecieron premonitorias. Aldanondo murió casi dos años más tarde abatido a tiros por la Guardia Civil[74]. En efecto, siguió la lucha como preconizó al salir de la cárcel pero lo hizo al servicio de los Comandos Autónomos Anticapitalistas. Su paso por la cárcel le radicalizó pese a que la amnistía que le fuera concedida hubiera sido el mayor de los guiños posible por parte de un Gobierno muy vigilado por los militares más cercanos al pasado dictatorial.

La historia de ‘Ondarru’ es la historia de ETA. El grupo no quedó conforme con la amnistía pese a estar claramente encaminada a contentar al nacionalismo radical y los ‘milis’, en especial, consideraron que el proceso no había finalizado. La escalada de violencia desde ese punto fue terrible. Durante los meses que duró el proceso de amnistía, como se ha comprobado, no hubo una tregua. Tras ella, lo más lógico, siempre según sus actuaciones, era que tampoco la hubiera.

Sólo tres días más tarde de la llegada de Aldanondo a Ondárroa, el concejal de Irún Julio Martínez fue asesinado lo que llevó a los compañeros del susodicho a dimitir. En las siguientes semanas caerían también dos militantes de ETAm, Mariano Pérez de Viñaspre y Ceferino Sarasola, en un enfrentamiento con la Policía. Nuevamente la estrategia de acción, represión, acción estaba en marcha:

 

Con ocasión de estas caídas de Iruina se ha mostrado que la lucha armada no está aislada y que las posiciones revolucionarias tienen una base social suficientemente amplia como para conmocionar todo el país y hacer optar al resto. […] [la estrategia] llevará a buen fin si somos capaces de golpear semana tras semana[75].

 

Más de 200 personas fueron asesinadas por ETAm en los años comprendidos entre 1978 y 1980 lo que supone un cuarto de todas las de su historia. Los terroristas cumplieron su amenaza pero no se vieron recompensados en sus reivindicaciones. El Gobierno había aprendido una lección: por mucho que se le diera a los etarras, ellos siempre iban a pedir más. Aun así, desde UCD se creyó efectiva la Ley de Amnistía a pesar de que no alcanzara el objetivo último. El entonces ministro de Gobernación, Rodolfo Martín Villa, lo expresó de esta manera: “la amnistía no desarmó al terrorismo. Pero no es posible dudar de su congruencia con el proceso de la reforma democrática. Restauraba la dignidad de las personas a quienes el régimen anterior había atribuido delitos de opinión y cerraba una época de exilios dolorosos.[76]

A pesar de las palabras del ministro, lo cierto es que la escalada de violencia sin precedentes hizo olvidar pronto la amnistía, considerada anteriormente para muchos como “el requisito sine qua non para la instauración de la democracia en España[77]”. De hecho, después de que en diciembre de 1977 tras el cumplimiento de la ley no hubiera ningún preso vasco, ya en marzo de 1981 había 292 según Miguel Castells[78]. Y esto a pesar de que la Constitución y el Estatuto de Guernica ya hubieran sido aprobados de manera favorable al País Vasco.

 5.      CONCLUSIONES

La Transición y, en especial, la Ley de Amnistía definieron el nuevo espectro nacionalista en el País Vasco. Al contrario de lo que se pudiera pensar, ésta no trajo consigo la normalización a pesar de que los diferentes grupos nacionalistas, entre los que destacan ETA y sus afines, pusieran esa condición como indispensable para conseguir la democracia.

 Lejos de conseguir la paz, característica por la que se luchó desde el Gobierno central con los pasos dados, se incrementó la violencia en los años siguientes hasta el punto de que fueron más de 200 los asesinatos cometidos por la banda terrorista. Este hecho de no ser fiel a su palabra anterior provocó las discrepancias de los que antes le apoyaban. El PNV, partido siempre unido a ETA por alguno de sus puntos, encontró la moderación tras su victoria en las elecciones y la manera de condenar los asesinatos después de que el proceso claramente democratizador no encontrara la respuesta adecuada. DEIA, el diario de referencia para los ‘jeltzales’, tras unos inicios dubitativos se situó también en esta corriente golpeando al grupo terrorista para el provecho electoral del partido pero también por la convicción, presente incluso en los últimos años del Franquismo, de que, tras una dictadura, lo que está por venir es la democracia y cualquier asunto que la desestabilice debe ser repudiada.

 En efecto, a pesar de tener los mismos objetivos que acaban en la independencia, unos, los más radicales, creen en la democracia de un golpe y como medio para llegar a sus fines. Otros, los moderados, lo hacen de manera gradual y como fin en sí mismo para una lucha, democrática, en la consecución de competencias autonómicas que, por cierto, tendrán antes que cualquier otra región a pesar de que el proceso que se cerró en el Estatuto de Guernica fuese uno de los más tardíos de la geografía española. Esto parecía ser así en la Transición y años siguientes aunque posteriormente ciertos sucesos lo pusieran en duda.

 EGIN, por su parte, nacido para dar voz al ámbito abertzale no falló a sus pretensiones pero tampoco al sentido común. Así es, el diario se convirtió en una fuente plural de un mundo que se hacía escuchar sólo en las calles para plasmarlo y que llegara aún más lejos. Es inequívoca la importancia que tuvo el periódico en sus inicios en los que el proceso de la Ley de Amnistía fue su trampolín. Luchó por su cumplimiento y consiguió, junto con otros como DEIA, que se llevara hasta el extremo. Sin embargo, se diferenció de éste precisamente en su vocación de calle, en su sentimiento marxista basado en lo que, hasta entonces, había sido el mundo abertzale. No dudó en posicionarse cerca de los ‘polimilis’ después de las actuaciones de sus homólogos, los ‘milis’, que no cumplieron lo prometido, entre otras cosas porque sus promesas, si las hubiere, siempre fueron baldías y con el claro objetivo de que nunca llegara la democracia.

 De esta manera, tanto EGIN como DEIA, dando voz al nacionalismo abertzale y al peneuvismo respectivamente, no dudaron en situarse contra la política del terror llevada a cabo por ETAm, algo impensable sólo cuatro meses atrás y, en el caso de EGIN, también cuatro meses después. La condena sin antecedentes y, salvo en el caso de Hipercor en 1987 también sin consecuentes, de los atentados de Augusto Unceta o Joaquín Imaz abrieron una herida que sólo tuvo cura con la destitución de Mariano Ferrer como director de EGIN. La lucha encarnizada posteriormente por el control del periódico escenificó la importancia de tener los medios al servicio de la causa y no al contrario. La llegada de Miren Purroy más tarde provocó la escalada en política de Herri Batasuna en detrimento de Euzkadiko Ezkerra, vencedor entre ambas en las primeras elecciones de 1977. El PNV, con DEIA, ha sido un referente en el País Vasco desde el comienzo hasta el punto de que siempre ha ostentado la Lehendakaritza salvo en la legislatura de Patxi López (PSE-EE).

 Así pues, la Ley de Amnistía, lejos de convertirse en la piedra angular de la Transición que permitiera el acceso tranquilo a la democracia, fue, al menos, el hecho que marcó el futuro y las maneras de actuar desde entonces frente a uno de los mayores problemas de la nueva era. La victoria, lejos de lo que se pueda pensar, no fue para ETA ni para el Gobierno. En un contexto en el que la gente muere por su forma de pensar no puede haber vencedores. Simplemente, y como escribiría años más tarde el escritor Luciano Rincón, “planteado el círculo cerrado de la petición de amnistía y la continuidad de las acciones armadas, la situación entra en un callejón sin salida. Al ser la amnistía uno de los puntos de la alternativa KAS, y la lucha armada ser propuesta como la única posibilidad de alcanzarla, la amnistía sólo supondría el punto cero desde el que volver a iniciar la escalada.[79]” Y este punto cero lo sería de verdad, con un diario, EGIN, que se centraría en dar voz, entender y explicar las acciones de ETA. DEIA, en cambio, seguiría centrado en buscar lo mejor para el PNV, aunque el oportunismo le haga, en ocasiones, poco veraz.

 6.      BIBLIOGRAFÍA

6.1  PRENSA DIARIA

 

·         Diario DEIA (7 oct. 1977 –  10 dic. 1977)

·         Diario EGIN (7 oct.1977 – 10 dic. 1977)

·         Diario El País (15 sept. 1977, 19 oct. 1979 y 3 marzo 2011)

 

6.2  PUBLICACIONES NO DIARIAS

 

·         BARRERA, Carlos y SÁNCHEZ, José Javier (2000): «El discurso periodístico sobre la amnistía general de 1977, a través de la prensa de Madrid, País Vasco y Navarra», Zer, nº 8, pp. 271-302.

 

6.3  PÁGINAS WEB

 

·         Archivo Linz de la Transición española. Fundación Juan March. “Indulto general”, [en línea]. 1 de octubre de 1971. Disponible en: http://www.march.es/ceacs/biblioteca/proyectos/linz/documento.asp?reg=r-11493

 

·         JULIÁ, Santos. “Las dos amnistías de la Transición” [en línea]. 25 de abril de 2010. Disponible en: http://www.tendencias21.net/espana/Las-dos-amnistias-de-la-transicion_a13.html

 

 

6.4  MATERIAL AUDIOVISUAL

 

·         TVE (2012): Crónicas: Especial historia de ETA (vídeo): ETA contra la democracia. Dirección: Reyes Ramos. Madrid, TVE. http://www.rtve.es/noticias/20120503/cronicas-especial-historia-eta-capitulo-2-eta-contra-democracia/521498.shtml

 

·         TVE (2012): Crónicas: Especial historia de ETA (vídeo): Los orígenes. Dirección: Reyes Ramos. Madrid, TVE. http://www.rtve.es/noticias/20120427/cronicas-especial-historia-eta-capitulo-1-origenes/518919.shtml 

 

6.5  MONOGRAFÍAS

 

·         CRUZ, Rafael y PÉREZ LEDESMA, Manuel (eds.) (1997): Cultura y movilización en la España Contemporánea. Madrid: Alianza. 386 p. ISBN: 84-206-2882-4.

 

·         FERNÁNDEZ SOLDEVILLA, Gaizka (2013): Héroes, heterodoxos y traidores. Historia de Euskadiko Ezkerra (1974-1994). Madrid: Editorial Tecnos. 471 p. ISBN: 978-84-309-5809-2.

·         FERNÁNDEZ SOLDEVILLA, Gaizka y LÓPEZ ROMO, Raúl (2012): Sangre, votos y manifestaciones: ETA y el nacionalismo vasco radical. Madrid: Editorial Tecnos. 403 p. ISBN: 978-84-309-5499-5.

 

·         GRANJA, José Luis de la y PABLO, Santiago de (coords.) (2002): Historia del País Vasco y Navarra en el siglo XX. Madrid: Biblioteca Nueva. 447 p. ISBN: 84-9742-077-2.

·         JULIÁ, Santos, PRADERA, Javier y PRIETO, Joaquín (coords.) (1996): Memoria de la Transición. Madrid: Taurus. 726 p. ISBN: 84-306-0036-1.

·         PABLO, Santiago de; MEES, Ludger y RODRÍGUEZ RANZ, José Antonio (2001): El Péndulo Patriótico. Barcelona: Editorial Crítica. 398 p. ISBN: 84-843-2175-4.

 

·         UGARTE, Javier (ed.) (1998): La Transición en el País Vasco y España. Bilbao: UPV-EHU. 282 p. ISBN: 84-8373-080-4.


[1]    PABLO, Santiago de (2002): <<La Dictadura franquista y el exilio>>, en GRANJA, José Luis de la y PABLO, Santiago de (coords.). Historia del País Vasco y Navarra en el siglo XX. Madrid: Biblioteca Nueva, pp. 92. 107.

[2]    UGARTE, Javier (ed.) (1998): La Transición en el País Vasco y España. Bilbao: UPV-EHU, pp. 98

[3]    PABLO, Santiago de; MEES, Ludger y RODRÍGUEZ RANZ, José Antonio (2001): El Péndulo Patriótico. Barcelona: Editorial Crítica, pp. 307.

[4]    TVE (2012): Crónicas: Especial historia de ETA (vídeo): Los orígenes. Dirección: Reyes Ramos. Madrid, TVE. http://www.rtve.es/noticias/20120427/cronicas-especial-historia-eta-capitulo-1-origenes/518919.shtml 

[5]    PABLO, Santiago de (2002): <<La Dictadura franquista y el exilio>>, en GRANJA, José Luis de la y PABLO, Santiago de (coords.). Historia del País Vasco y Navarra en el siglo XX. Madrid: Biblioteca Nueva, pp. 109.

[6]    PABLO, Santiago de; MEES, Ludger y RODRÍGUEZ RANZ, José Antonio (2001): El Péndulo Patriótico. Barcelona: Editorial Crítica, pp.332.

[7]    TVE (2012): Crónicas: Especial historia de ETA (vídeo): Los orígenes. Dirección: Reyes Ramos. Madrid, TVE. http://www.rtve.es/noticias/20120427/cronicas-especial-historia-eta-capitulo-1-origenes/518919.shtml

[8]    TVE (2012): Crónicas: Especial historia de ETA (vídeo): Los orígenes. Dirección: Reyes Ramos. Madrid, TVE. http://www.rtve.es/noticias/20120427/cronicas-especial-historia-eta-capitulo-1-origenes/518919.shtml

[9]    TVE (2012): Crónicas: Especial historia de ETA (vídeo): ETA contra la democracia. Dirección: Reyes Ramos. Madrid, TVE. http://www.rtve.es/noticias/20120503/cronicas-especial-historia-eta-capitulo-2-eta-contra-democracia/521498.shtml

[10]  AGUILAR, Paloma (1997): <<La amnesia y la memoria: las movilizaciones por la amnistía en la Transición a la Democracia>> en CRUZ, Rafael y PÉREZ LEDESMA, Manuel (eds.): Cultura y movilización en la España contemporánea. Madrid: Alianza, pp. 330.

[11]  PABLO, Santiago de; MEES, Ludger y RODRÍGUEZ RANZ, José Antonio (2001): El Péndulo Patriótico. Barcelona: Editorial Crítica, pp.322.

[12]  PABLO, Santiago de; MEES, Ludger y RODRÍGUEZ RANZ, José Antonio (2001): El Péndulo Patriótico. Barcelona: Editorial Crítica, pp.332.

[13]  ASRY, Karim. Batasuna se apropia del 3 de marzo. El País, 3 marzo de 2011 [en línea]. [consultado el 29 de mayo de 2013] Disponible en: http://elpais.com/diario/2011/03/03/paisvasco/1299184799_850215.html

[14]  FERNÁNDEZ SOLDEVILLA, Gaizka y LÓPEZ ROMO, Raúl (2012): Sangre, votos y manifestaciones: ETA  y el nacionalismo vasco radical. Madrid: Editorial Tecnos, pp.83-86. 153.

[15]  LLERA, Francisco José (2002): <<La Transición y la autonomía actual>>, en GRANJA, José Luis de la y PABLO, Santiago de (coords.). Historia del País Vasco y Navarra en el siglo XX. Madrid: Biblioteca Nueva, pp. 122.

[16]  UNZUETA, José Luis (1996): <<Euskadi: amnistía y vuelta a empezar>>, en JULIÁ, Santos; PRADERA, Javier y PRIETO, Joaquín (coords.): Memoria de la Transición. Madrid: Taurus, pp. 276.

[17]  TVE (2012): Crónicas: Especial historia de ETA (vídeo): ETA contra la democracia. Dirección: Reyes Ramos. Madrid, TVE. http://www.rtve.es/noticias/20120503/cronicas-especial-historia-eta-capitulo-2-eta-contra-democracia/521498.shtml

[18]  PABLO, Santiago de; MEES, Ludger y RODRÍGUEZ RANZ, José Antonio (2001): El Péndulo Patriótico. Barcelona: Editorial Crítica, pp.278.

[19]  Íbid, pp.342-343.

[20]  TVE (2012): Crónicas: Especial historia de ETA (vídeo): ETA contra la democracia. Dirección: Reyes Ramos. Madrid, TVE. http://www.rtve.es/noticias/20120503/cronicas-especial-historia-eta-capitulo-2-eta-contra-democracia/521498.shtml

[21]  FERNÁNDEZ SOLDEVILLA, Gaizka y LÓPEZ ROMO, Raúl (2012): Sangre, votos y manifestaciones: ETA y el nacionalismo vasco radical. Madrid: Editorial Tecnos. pp.120-121.

[22]  Archivo Linz de la Transición española. Fundación Juan March. “Indulto general”, [en línea]. 1 de octubre de 1971 [consultado el 13 de mayo de 2013]. Disponible en: http://www.march.es/ceacs/biblioteca/proyectos/linz/documento.asp?reg=r-11493

[23]  AGUILAR, Paloma (1997): <<La amnesia y la memoria: las movilizaciones por la amnistía en la Transición a la Democracia>> en CRUZ, Rafael y PÉREZ LEDESMA, Manuel (eds.): Cultura y movilización en la España contemporánea. Madrid: Alianza, pp. 335-336.

[24]  Íbid, pp. 336.

[25]  AGUILAR, Paloma (1997): <<La amnesia y la memoria: las movilizaciones por la amnistía en la Transición a la Democracia>> en CRUZ, Rafael y PÉREZ LEDESMA, Manuel (eds.): Cultura y movilización en la España contemporánea. Madrid: Alianza, pp. 339.

[26]  JULIÁ, Santos. “Las dos amnistías de la Transición” [en línea]. 25 de abril de 2010 [consultado el 13 de mayo de 2013]. Disponible en: http://www.tendencias21.net/espana/Las-dos-amnistias-de-la-transicion_a13.html

[27]  AGUILAR, Paloma (1997): <<La amnesia y la memoria: las movilizaciones por la amnistía en la Transición a la Democracia>> en CRUZ, Rafael y PÉREZ LEDESMA, Manuel (eds.): Cultura y movilización en la España contemporánea. Madrid: Alianza, pp. 349.

[28]  Real Decreto-ley 10/1976, de 30 de julio. Boletín Oficial del Estado. [consultado el 13 de mayo de 2013]. Disponible en: http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/rdl10-1976.html

[29]  JULIÁ, Santos. “Las dos amnistías de la Transición” [en línea]. 25 de abril de 2010 [consultado el 13 de mayo de 2013]. Disponible en: http://www.tendencias21.net/espana/Las-dos-amnistias-de-la-transicion_a13.html

[30]  G. IBÁÑEZ, JUAN (1996): <<Los hombres clave: entrevista a Mario Onaindía>>, en JULIÁ, Santos; PRADERA, Javier y PRIETO, Joaquín (coords.): Memoria de la Transición. Madrid: Taurus, pp. 285.

[31]  UNZUETA, José Luis (1996): <<Euskadi: amnistía y vuelta a empezar>>, en JULIÁ, Santos; PRADERA, Javier y PRIETO, Joaquín (coords.): Memoria de la Transición. Madrid: Taurus, pp. 280.

[32]  PABLO, Santiago de; MEES, Ludger y RODRÍGUEZ RANZ, José Antonio (2001): El Péndulo Patriótico. Barcelona: Editorial Crítica, pp. 337.

[33]  Íbid, pp. 338.

[34]  PABLO, Santiago de; MEES, Ludger y RODRÍGUEZ RANZ, José Antonio (2001): El Péndulo Patriótico. Barcelona: Editorial Crítica, pp. 338.

[35]  FERNÁNDEZ SOLDEVILLA, Gaizka (2013): Héroes, heterodoxos y traidores. Historia de Euskadiko Ezkerra (1974-1994). Madrid: Tecnos, pp. 169-171.

[36]  Íbid.

[37]  FERNÁNDEZ SOLDEVILLA, Gaizka y LÓPEZ ROMO, Raúl (2012): Sangre, votos y manifestaciones: ETA y el nacionalismo vasco radical. Madrid: Editorial Tecnos, pp.132-133.

[38]  Íbid, pp. 133.

[39]  UNZUETA, José Luis (1996): <<Euskadi: amnistía y vuelta a empezar>>, en JULIÁ, Santos; PRADERA, Javier y PRIETO, Joaquín (coords.): Memoria de la Transición. Madrid: Taurus, pp. 279.

[40]  JULIÁ, Santos. “Las dos amnistías de la Transición” [en línea]. 25 de abril de 2010 [consultado el 13 de mayo de 2013]. Disponible en: http://www.tendencias21.net/espana/Las-dos-amnistias-de-la-transicion_a13.html

[41]  AGUILAR, Paloma (1997): <<La amnesia y la memoria: las movilizaciones por la amnistía en la Transición a la Democracia>> en CRUZ, Rafael y PÉREZ LEDESMA, Manuel (eds.): Cultura y movilización en la España contemporánea. Madrid: Alianza, pp. 340-341.

[42]  El PNV presenta un proyecto de Decreto-ley de amnistía total. Diario El País [en línea], 15 septiembre de 1977 [consultado el 15 de mayo de 2013]. Disponible en: http://elpais.com/diario/1977/09/15/espana/243122405_850215.html

[43]  Sólo dos diputados contra la amnistía. Diario DEIA, 15 octubre 1977, pp. 16.

[44]  JULIÁ, Santos. “Las dos amnistías de la Transición” [en línea]. 25 de abril de 2010 [consultado el 13 de mayo de 2013]. Disponible en: http://www.tendencias21.net/espana/Las-dos-amnistias-de-la-transicion_a13.html

[45]  BARRERA, Carlos y SÁNCHEZ, José Javier (2000): <<El discurso periodístico sobre la amnistía general de 1977 a través de la prensa de Madrid, País Vasco y Navarra>>, Zer, nº8, pp. 278-279.

[46]  Íbid.

[47]  Una batalla ganada (op.). Diario DEIA, 8 octubre de 1977,  pp. 3.

[48]  Euskadi consigue la amnistía política. Diario EGIN, 15 octubre de 1977,  pp. 1.

[49]  BARRERA, Carlos y SÁNCHEZ, José Javier (2000): <<El discurso periodístico sobre la amnistía general de 1977 a través de la prensa de Madrid, País Vasco y Navarra>>, Zer, nº8, pp. 278-279.

[50]  Proyecto definitivo de amnistía: limitado y confuso. Diario EGIN, pp. 1.

[51]  Editorial (op.). Diario EGIN, 9 octubre de 1977, pp. 14.

[52]  ETA continuará la lucha armada hasta que no se consiga un estado socialista independiente. Diario DEIA, 8 octubre de 1977, pp. 5.

[53]  Otro atentado en vísperas de la amnistía (op.). Diario DEIA, 9 octubre de 1977, pp. 3.

[54]  ETA militar reivindica. Diario EGIN, 11 octubre de 1977, pp. 5.

[55]  La violencia (op.). Diario EGIN, 11 octubre de 1977, pp. 10.

[56]  PABLO, Santiago de; MEES, Ludger y RODRÍGUEZ RANZ, José Antonio (2001): El Péndulo Patriótico. Barcelona: Editorial Crítica, pp. 347.

[57]  Sólo dos diputados contra la amnistía. Diario DEIA, 15 octubre de 1977, pp. 16.

[58]  Íbid.

[59]  Una batalla ganada (op.). Diario DEIA, 15 octubre de 1977, pp. 3.

[60]  Nuestro protagonismo y sus actores (op.). Diario DEIA, 21 octubre de 1977, pp. 3.

[61]  Ayer fueron excarcelados otros cuatro presos políticos vascos. Diario DEIA, 25 octubre de 1977, pp. 4.

[62]  Arzalluz: amnistía para la convivencia (op.). Diario DEIA, 26 octubre de 1977, pp. 3.

[63]  Chivite, Mayoral y Fernández Tovar siguen en prisión. Diario EGIN. 27 octubre de 1977, pp. 13.

[64]  Apala amnistiatua. Diario EGIN, 3 noviembre de 1977, pp. 5.

[65]  La rama militar de ETA reivindica el atentado. Diario EGIN, 4 noviembre de 1977, pp. 5.

[66]  Las ejecuciones de 1975 fueron una especie de lotería (entrevista a  Vladimiro Fernández Tovar y Manuel Blanco Chivite). Diario EGIN, 13 noviembre de 1977, pp. 9.

[67]  Chivite y Fernández Tovar, en San Sebastián. Diario EGIN, 12 noviembre de 1977, pp. 32.

[68]  Ese no es el camino (op.). Diario DEIA, 13 noviembre de 1977, pp. 3.

[69]  ARBELOA, Víctor Manuel. Amnistía no es cobardía (op.). Diario DEIA, 21 noviembre de 1977, pp. 2.

[70]  “¿Qué hay detrás de ETA? (comunicado del EBB). Diario DEIA, 1 diciembre de 1977, pp. 12.

[71]  Como lo sentimos, lo expresamos (op.). Diario EGIN, 29 noviembre de 1977, pp. 5.

[72]  OTEGUI, José María. Aldanondo, el último. Diario DEIA, 7 diciembre de 1977, pp. 12.

[73]  “Seguiré luchando en las Gestoras y en COPEL” (entrevista a Francisco Aldanondo). Diario EGIN, 10 diciembre de 1977, pp. 5.

[74]  El joven muerto en Tolosa era el último preso vasco amnistiado. El País, 19 octubre de 1979 [en línea]. [Consultado el 20 de mayo de 2013] Disponible en: http://elpais.com/diario/1979/10/19/espana/309135613_850215.html

[75]  FERNÁNDEZ SOLDEVILLA, Gaizka y LÓPEZ ROMO, Raúl (2012): Sangre, votos y manifestaciones: ETA y el nacionalismo vasco radical. Madrid: Editorial Tecnos, pp. 217.

[76]  AGUILAR, Paloma (1997): <<La amnesia y la memoria: las movilizaciones por la amnistía en la Transición a la Democracia>> en CRUZ, Rafael y PÉREZ LEDESMA, Manuel (eds.): Cultura y movilización en la España contemporánea. Madrid: Alianza, pp. 343.

[77]  AGUILAR, Paloma (1997): <<La amnesia y la memoria: las movilizaciones por la amnistía en la Transición a la Democracia>> en CRUZ, Rafael y PÉREZ LEDESMA, Manuel (eds.): Cultura y movilización en la España contemporánea. Madrid: Alianza, pp. 355.

[78]  UNZUETA, José Luis (1996): <<Euskadi: amnistía y vuelta a empezar>>, en JULIÁ, Santos; PRADERA, Javier y PRIETO, Joaquín (coords.): Memoria de la Transición. Madrid: Taurus, pp. 283.

[79]  UNZUETA, José Luis (1996): <<Euskadi: amnistía y vuelta a empezar>>, en JULIÁ, Santos, PRADERA, Javier y PRIETO, Joaquín (coords.): Memoria de la Transición. Madrid: Taurus, pp. 275.